jueves, 31 de enero de 2013
Rayos! Qué son, que hacen y cómo se evitan.
Las
tormentas eléctricas acercan al hombre a este fenómeno que, conmueve y asusta.
A pesar de su peligrosidad, existen formas de protección al alcance de la mano.
Desde
diciembre del año pasado, se ven y escuchan con mayor frecuencia. Cada vez que
el cielo se pone gris plomo y el aire se torna irrespirable, fuertes tormentas descargan
su furia en la ciudad y lo hacen a rayo limpio, más allá del agua caída en
grandes cantidades.
El ingeniero agrónomo Luis Blotta precisó, en diálogo con Rosario3.com,
precisó qué se entiende por “rayo”: “Es uno más de los varios electrometeoros
que existen. Un rayo es una descarga electrostática natural durante una
tormenta eléctrica generalmente asociada a nubes cumulonimbos. Esa descarga
genera un haz del rayo, y se agota al finalizar la trayectoria del rayo (nada
queda electrificado). Están en juego unos 30.000 amperios, con valores máximos
superiores a los 300.000 A por millonésimas de segundo, con potenciales
estimados en 15.000 kV y desprendiendo una energía térmica de 8.000 ºC. Los
rayos pueden ocurrir de una nube a otra, dentro de una nube, de una nube al
suelo, o de una nube al aire”, explicó.
Cuando un rayo descarga en la ciudad, se producen dos efectos principales. “El primero es el contacto directo del pulso electrostático del rayo con objetos; hasta que se extingue, con severísimos efectos térmicos, eléctricos y mecánicos”, indicó. “El segundo-siguió- son los efectos negativos del pulso electromagnético que circunda en unos cien metros a la redonda del contacto a tierra del rayo, produciendo efectos destructivos en ese mismo volumen”.
Por su parte, desde el Instituto de Física Rosario (IFIR), el doctor Rubén Piacentini, enumeró algunas medidas de prevención para reducir el riesgo de sufrir daños por descarga de relámpagos sobre personas. Antes que nada, es bueno seguir de cerca las indicaciones sobre alerta de tormentas que se dan a través de los medios de comunicación.
Un indicador para las personas que se encuentran en el exterior es el erizado del cabello o vellos del cuerpo. Esto se debe a las cargas eléctricas que se está acumulando cerca del suelo.
Dado que los relámpagos tienden a producirse entre las nubes y la Tierra, en general a través de estructuras en forma puntiaguda, “es fundamental que se aleje de árboles, postes verticales, paraguas desplegados, etc”, señaló. Por el contrario, es necesario buscar refugio en el interior de viviendas. Para Piacentini “un auto, camión, ómnibus, tractor u otro medio de movilidad que tenga cabina metálica de protección, es muy adecuado como lugar, ya que el metal de la estructura externa y los neumáticos producen una muy buena aislación eléctrica y no permiten que la energía del relámpago ingrese al interior, aún en el caso que se descargue en el móvil. Es de señalar que esto depende también de la mayor o menor intensidad de los relámpagos, del área vidriada del móvil, entre otras cosas”.
“Hay que alejarse de las alturas, de aberturas al exterior y de cuerpos de agua, tanto de piscinas, lagos, ríos y mares”, apuntó y subrayó: “Tampoco hay que tomar contacto con estructuras metálicas (rejas, vallas, tejidos, cables, aparatos eléctricos, tuberías, etc)”.
“Apenas escuche truenos o divise el avance de la tormenta, desconecte los aparatos del hogar con suministro eléctrico y salvo emergencia, no utilice el teléfono fijo (por la conexión con cables de dicho aparato). El celular puede emplearse, porque no hay cables de conexión, salvo durante su carga, la cual debería suspenderse en ocasión de relámpagos”, continuó.
Si una persona se encuentra al exterior, los relámpagos son cercanos y no tiene posibilidades de protegerse en un lugar seguro, el físico aseguró que es conveniente “adoptar la posición de seguridad ante relámpagos” y explicó al respecto: “Retire de su cuerpo todos los objetos de metal, ubíquese de ser posible en cuclillas (para reducir la superficie de contacto con el suelo) o sobre material aislante (goma, madera, plástico suficientemente grueso) y coloque sus manos sobre las orejas, para reducir el impacto sonoro”.
Blotta también expuso: “No hay que correr, entrar al agua si se está en una piragua, dejar el palo de golf y acostarse si se está practicando ese deporte; si se está nadando suspender el ascenso de brazadas. Si se va caminando con un paraguas, bajarlo y cerrarlo. Bajarse de moto, o bicicleta. Y siempre- remarcó- hay que esperar que se vaya la tormenta”.
Cuando un rayo descarga en la ciudad, se producen dos efectos principales. “El primero es el contacto directo del pulso electrostático del rayo con objetos; hasta que se extingue, con severísimos efectos térmicos, eléctricos y mecánicos”, indicó. “El segundo-siguió- son los efectos negativos del pulso electromagnético que circunda en unos cien metros a la redonda del contacto a tierra del rayo, produciendo efectos destructivos en ese mismo volumen”.
Por su parte, desde el Instituto de Física Rosario (IFIR), el doctor Rubén Piacentini, enumeró algunas medidas de prevención para reducir el riesgo de sufrir daños por descarga de relámpagos sobre personas. Antes que nada, es bueno seguir de cerca las indicaciones sobre alerta de tormentas que se dan a través de los medios de comunicación.
Un indicador para las personas que se encuentran en el exterior es el erizado del cabello o vellos del cuerpo. Esto se debe a las cargas eléctricas que se está acumulando cerca del suelo.
Dado que los relámpagos tienden a producirse entre las nubes y la Tierra, en general a través de estructuras en forma puntiaguda, “es fundamental que se aleje de árboles, postes verticales, paraguas desplegados, etc”, señaló. Por el contrario, es necesario buscar refugio en el interior de viviendas. Para Piacentini “un auto, camión, ómnibus, tractor u otro medio de movilidad que tenga cabina metálica de protección, es muy adecuado como lugar, ya que el metal de la estructura externa y los neumáticos producen una muy buena aislación eléctrica y no permiten que la energía del relámpago ingrese al interior, aún en el caso que se descargue en el móvil. Es de señalar que esto depende también de la mayor o menor intensidad de los relámpagos, del área vidriada del móvil, entre otras cosas”.
“Hay que alejarse de las alturas, de aberturas al exterior y de cuerpos de agua, tanto de piscinas, lagos, ríos y mares”, apuntó y subrayó: “Tampoco hay que tomar contacto con estructuras metálicas (rejas, vallas, tejidos, cables, aparatos eléctricos, tuberías, etc)”.
“Apenas escuche truenos o divise el avance de la tormenta, desconecte los aparatos del hogar con suministro eléctrico y salvo emergencia, no utilice el teléfono fijo (por la conexión con cables de dicho aparato). El celular puede emplearse, porque no hay cables de conexión, salvo durante su carga, la cual debería suspenderse en ocasión de relámpagos”, continuó.
Si una persona se encuentra al exterior, los relámpagos son cercanos y no tiene posibilidades de protegerse en un lugar seguro, el físico aseguró que es conveniente “adoptar la posición de seguridad ante relámpagos” y explicó al respecto: “Retire de su cuerpo todos los objetos de metal, ubíquese de ser posible en cuclillas (para reducir la superficie de contacto con el suelo) o sobre material aislante (goma, madera, plástico suficientemente grueso) y coloque sus manos sobre las orejas, para reducir el impacto sonoro”.
Blotta también expuso: “No hay que correr, entrar al agua si se está en una piragua, dejar el palo de golf y acostarse si se está practicando ese deporte; si se está nadando suspender el ascenso de brazadas. Si se va caminando con un paraguas, bajarlo y cerrarlo. Bajarse de moto, o bicicleta. Y siempre- remarcó- hay que esperar que se vaya la tormenta”.
martes, 22 de enero de 2013
Aprecia la Contaminación a tu alrededor....
El medio ambiente natural está trastocado desde la aparición de campos
electromagnéticos artificiales. En los últimos tiempos se ha producido un
espectacular aumento del fondo electromagnético, originado por líneas de
transporte eléctrico, transformadores, antenas emisoras de telefonía, radio y
televisión, radares, aparatos eléctricos, teléfonos móviles, teléfonos
inalámbricos, electrodomésticos, etcétera, dando lugar a lo que podemos
denominar: contaminación electromagnética.
Nos encontramos
sometidos constantemente a radiaciones artificiales de forma indiscriminada, a
pesar de los consabidos riesgos que ello supone y, lo que es más grave, de
hecho continúa aumentando sin ninguna clase de control, pues la ausencia de
legislaciones coherentes con la problemática permite esta exposición
incontrolada. Por todo ello, podemos afirmar que el delicado equilibrio del
medio ambiente natural ha sido substancialmente alterado.
En los países
industrializados gran parte de la población está expuesta, en mayor o menor medida,
a campos electromagnéticos potencialmente peligrosos para la salud. Esta
exposición sucede tanto en las viviendas como en el lugar de trabajo e incluso
en calles, parques, escuelas, geriátricos y hospitales.
El umbral de riesgo
viene marcado por la sensibilidad o predisposición personal, aunque existen
unos valores límites orientativos, concebidos en base a las investigaciones
independientes realizadas. Si bien, en principio, cualquier variación de los
niveles de radiación natural tiene un efecto biológico sobre los organismos
expuestos.
El aumento
desenfrenado de focos emisores de contaminación electromagnética (líneas de
alta tensión y de distribución eléctrica en general, estaciones de
transformación, electrodomésticos, vías de transporte electrificadas, emisoras
de telefonía móvil, radio y televisión, radares, etc.) ha añadido nuevos
factores de riesgo para la salud de las actuales generaciones y para las
futuras, ya que este tipo de contaminación puede afectar a la información
genética.
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